pausadamente
y todos los secretos
nos revelan la repetición
de su temida inexistencia.
Los solemnes enunciados,
los consumados experimentos nucleares,
los esclarecimientos supremos,
las circunstancias absolutas,
el estreno de los paraísos,
y las incalculables suposiciones
acaban edificando
su irreversible sepultura.
Cuando pensamos
que la búsqueda egoísta
morirá con nuestros huesos,
comprendemos que no es posible:
todos ellos se arrellanan
en un cosmos legítimo.
Y con esta verdad
únicamente puedo asilarme
en los cobijos ignorados,
en cualquier espacio de este refugio
que se burla de nosotros
y nos cura el alma
con vendajes de arcilla.
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©MAR – 25/11/09
2 comentarios:
Y nos cura el alma con vendajes de arcilla que son tan nada como nosotros mismos. Apenas un suspiro perdido en el ocaso del tiempo que mañana no será recordado ni por aliento que le dio vida.
Besos Mar.
Hace mucho que no te leía nada y ha sido un placer reencontrarme con tus letras.
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