jueves, 23 de octubre de 2008

OCTUBREAR










I


Yo proyecté tu perfil.

Con vaticinios de dulzura y devoción cimentaba tu semblante en los
distantes laberintos de la inocencia y como tímida obrera me guardé del
mundo para esculpir tu imagen, para proveerte de voz y de mensaje, para
poner ternura en tu palabra.

Me estremecí sin apenas haberme despojado de la luz del estío en tanto te
definía -íntegro y mío- en el fluir por mi sangre curtida por todas las
estaciones y tu insolencia proviene de todos los "entre luces" en los que
concebí tus manos.

Qué eternidad de roces en la clausura estéril que sucumbía ante tu
peregrinar entre mis partículas.

Yo te medié, te pronuncié por las rondas y calzadas, garabateé todos tus
nombres hasta darles fondo al final de mi noche, te hice espacio en mi
cama, te seduje en la sombra -huella intangible- trabajé varios lustros
para forjarte antes de autorizar una sola eufonía de tu esencia.

De esa forma ocurrió que solfearon los silencios en el octubrear de
nuestro bastimento de amor

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II


Yo confiné la noche entre mis brazos,
y rebosó mi sed como una hoguera.

Que nos cubra su túnica de luces y caireles,
que tintineen suavemente a cada empuje de amor.

Tiéndeme en el crepúsculo, cúbreme con pavesas,
ahóndame sin dolor, rocíame el aura.

Tú demueles el orbe para que así acontezca,
Yo abordo el infinito para que así transcurra.

Quiero octubrear en nuestro bastimento
y amarte libre.

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III


Han caído mis ojos sobre ti como una sombra impura.
He adorado tus manos y se hundirán en otoño.
He idolatrado tu voz y está saqueada.

Me has talado para que deserte de mí, señor oscuro, para que yo sea
irradiación atroz coreando al son de las criaturas de tu casta.

Y me has amado y amado en el bastimento de nuestro octubrear de amor.

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IV

Retengo el lenitivo aroma de tu ser hecho cuerpo en mi.

Rítmico escalas en colmada libertad,
giras y modulas invadiendo el nirvana de mi mundo.

Tu noche restituirá la ternura.
Tu mano será tumulto en su devenir arraigado.
Tu mirada regresará de todo lo ojeado.

Nuestro bastimento es octubrear,
como las aves purificando su amor.

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V


Bajo la negra sombra te canto
como una adolescente enamorada
que esconde en su baúl los juegos íntimos,
los retozos ocultos,
convulsiones de otoño como lienzos alígeros,
y entono mi cantinela para que existas,
señor del candor.

Con voz primigenia pronuncio todos tus nombres,
a cada uno le pongo mi rostro con la vaguedad
que proviene de ellos y bajo la oscuridad de la noche
los incinero en una gran pira.

De esa forma nuestro bastimento de amor
conseguirá que solfeen los silencios
en este largo peregrinar para octubrear-te.

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© MAR - 23/10/08

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He tenido que leerlo varias veces...y aún así supongo que le habré dado mi sentido...y seguramente errado al tuyo.

leo la meoria dando trompicone en los renglones, el quehacer del amor acontecido, el sufrir del amor embalsamado en un octubre que una vez más concluye...con su magia a cuestas.

Volveré a leerlo....tus versos nunca me dicen lo mismo.


Olimpia.

Mar dijo...

Yo, mi querida Olimpia, también doy mi sentido a los poemas de otros, creo que todos lo hacemos y los hacemos nuestros de una u otra forma.

Y que nunca te digan lo mismo me parece estupendo, así no llegarán a aburrirte... jajajaja

Gracias por venir siempre. Un beso.