martes, 25 de abril de 2017

Permutando - 4 Poemas

I Mudanza

A la orilla del mar acantilado
el gesto disuelve soledades
latiendo al ritmo de los astros mudos,
como un velo de estrellas apagadas
-ceguera de los seres abisales-
espectros del pasado en el recuerdo.

Buscando más allá del horizonte
esperas el regreso o el comienzo.
Afilado punzón de la memoria,
elige con cuidado lo que olvidas
borrando huellas, ocultando rastros,
tirando por la borda todo el lastre.
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II Dudas

Una sola señal te bastaría
al callado compás de las esferas.
Si es suya la caricia que te envuelve,
si suyo es el calor que te reanima,
donde estallan las olas en espuma
lánzate al mar, no busques otro puerto.

Si todavía vuelan las gaviotas
más allá de la estela plateada,
plateados los peces de la orilla,
la piel mojada en sales de otros mares,
el aire que murmura y se hace eco
rompiendo con las olas en tu playa.
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III Desolación

La esperanza que crece a duras penas
-viento en las alas de la parda uría-
cuando la luna esparce su silencio
como helechos nocturnos que se rozan,
despiertan los rumores de la noche
a través de la niebla del deseo.

No quieres renunciar a otro futuro
cambiando plomo por vapor ligero,
otras algas de cobre, otras esponjas.
Húmeda voz que desde el mar se acerca
en busca de una luz recuperada:
Nada escrito en el agua ni en la arena.
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IV Futuro

Entre las velas de los barcos quietos
la guía de la Osa indica el Norte.
No es imposible un día diferente.
Sería suficiente una llamada
sin anzuelos ni redes de captura,
sin miedo, sin rencor y sin palabras

Mientras lloran su canto las sirenas
la canción que sonaba cada tarde
los ojos mirarán de otra manera
los castillos de arena de la infancia.

¡Éste es tu viaje, el viaje que soñaste!

Suyas
las manos,
suya
la mirada.

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©MAR - marzo17

Preludio

Preludio

Nos perdimos en la cadencia de la pasión... tu palabra, aún clara,
centelleaba en mi alma y silentes, nos fuimos disipando en el debilitado
susurro urbano.
Bajo la luz cenital del equívoco febrero, un quejumbroso acorde.
No seré tu princesa, que yo no te quiero príncipe ni Medici, sino corsario
fugitivo. Nuestra sinfonía de amor palidece en esta tierra y hemos de
encontrar nirvanas que nos conduzcan hasta el torno del edén.

¡Oh! Halley, mi cometa,
llévame sobre las olas,
arrópame de palabras,
sométeme con adverbios,
líbame con adjetivos,
envuélveme con pronombres
y ámame,
amando,
amante,
sin juramentos de amor
pero con todos los verbos.
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© MAR – marzo17
Mar

jueves, 16 de febrero de 2017

¡Cómo que una cascada de suertes!



¡Cómo que una cascada de suertes!
Cómo, que si viniendo de más allá del tiempo
guardase la memoria apasionada del fuego que le diera vida,
esta dureza -casi absoluta-
refleja un haz de suaves luminiscencias
que se irisan al reflectar la luz.
Rayo indestructible, aro solar,
símbolo de viva exaltación -nadie se te resiste-
solo puede anularte otra luz de distinta especie.

Y no existe mejor aliado para representar la fuerza de la pasión
que el signo invisible del sentimiento único y compartido.

Como una cascada de estrellas… es el rostro del amor.

No me regales diamantes,
solo quiero tu sonrisa.
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© MAR – Febrero17

jueves, 17 de diciembre de 2015

Resultado de imagen de arbol navidad

Que esta Navidad  puedas abrazar a los que quieres, 
este es el mayor de los regalos… 
un abrazo dado de todo corazón vale
 más que mil palabras…. 

¡¡Felices Fiestas y Año Nuevo!!

jueves, 19 de noviembre de 2015

LLUVIA TARDÍA




Nos abordan las pretéritas caravanas de la memoria
con su aroma de aguacero.
Renuncian a su bagaje de nostalgia
en los andenes de una estación inexplorada.


Llega la lluvia tardía con el sabor inocente de la infancia,
fragancia de lavanda y pulgaradas de gardenias
y un visillo lánguido cubre la cerrazón del cielo.


Las brozas de los bosques escinden la acuarela
con la anchura de un adiós o un para siempre
que busca sus raíces en la luz en el horizonte.


Llega de lejos el olor de la tierra mojada,
nos arropa en la crujía de la ensoñación
y en la antesala oculta para becarios de náufragos
condenados a ser perpetuos títeres de agua.


Pesan las lágrimas como miríadas de asteroides
en estas horas suscritas con extracto de hierbas
como las joyas sin brillo de la desolación,
usurpados del cofre íntimo del alma estéril.


Propaga el aire las trovas de la huida
bajo los cobertizos de los suburbios, anegados de lluvia
y una difusa voz, ciega de alcohol y de abandono,
estampa el silencio en el vapor de los espejos.


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©MAR – noviembre2015

martes, 14 de abril de 2015

Estoy dejando mi vida en ello

Estoy dejando mi vida en ello
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«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.
                      Pedro Salinas, (Presagios - 1923)


"Porque las dos sabemos cuánto duelen la esquirlas de un poema, y cuánto,
luchar por lo que amamos"

estoy dejando mi vida en ello.

En la espesura de media noche
-con estos ojos que no eran míos-
descubrí un lunar más grande que la luna.

Descubrí que tu sombra
es roca viva,
     es un potro
           que danza descalzo
                 entre la espuma
y me recuerda el nombre de la noche
que se levanta a la hora de los vientos.

En medio de mis ojos
                se agiganta,
         se recuesta
se acurruca en los rastrojos de mi alma como si fuera
         muerte
               calle
                     sueño
                           estrella

Es entonces cuando dices:
«Toda el alma para ti», (Salinas)
Y siento que no tienes ausencia
ni casa
    ni raza
        ni nada.

En este instante huele a siempreviva,
a universo iluminado
tú casi yo
    yo casi tú
mi garganta, mi ronquera,
lo que ha sido,
    lo que era,
casi gruta, casi erial,
    todo y nada.

En esta escala
siempre subes
    siempre bajas
siempre sabes
    siempre sueño
siempre, siempre
    todo y nada.

Y es por  "este miedo, éste: ¡este miedo a olvidar!, a que me olvides"
que estoy dejando mi vida en ello
cada noche,
    cada puerto,
        cada pena,
             cada beso,
                cada rato,
                    cada plaza.

Y murmurabas:
«Toda el alma para ti»,
pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das. (Pedro Salinas)


¿Dónde estabas?
amor ardiente de madrugada,
máscara de barro,
adivinanza solitaria,
chubasco, lluvia seca, sol mojado,
crudo invierno, dura espera.

Entonces mi cuerpo se arma de paciencia para soportar
este pasto
    esta estera
        esta angustia
esta arena
    este trago
        esta pena
esta tarde...

Esta tarde es esta tarde.
Esta tarde es lo que quiero,
-y estoy dejando mi vida en ello-
esta tarde es este bote
        rema y rema aquí en mi alma
    un capitán cualquiera
        aquí, en el sueño
            de este barco de hojalata.

Lo que quiero es un pedazo
del alma que no me das,
esa diosa vagabunda,
          una mina,
          un invento,
una puta que está durmiendo,
          está soñando,
          está creando,
          está aquí,
donde el río inunda su nombre,
está donde la espera la acompaña
y yo con ella soñando quimeras,
por eso, armada de paciencia y de impaciencia,
acaricio, con los ojos cerrados, las más bellas.

¿No lo comprendes, amor?
estoy dejando mi vida en ello
y sólo espero que un día, al fin, me digas.

                              ¡Mi alma toda está contigo!

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©MAR

martes, 18 de noviembre de 2014

Otoños


        Anhelo el tiempo de los bajeles negros,
el de la vertiente de ti en mi cadera,
codicia de una figura de agua en la estación de las nieblas,
voracidad del verso circular,
irradiación e impulso hacia el vacío,
código de energía sin piedad.

        Ansío un otoño de ponientes locos, febril y cérvido,
boca de mar que me desgasta el tahalí,
escalofrío bajo el sol fatigado y malva,
sentidos que derrochan las luces sin ti
 mientras deletreo versos como ofrendas votivas
o como filigranas de lágrimas.

        Y me oculto en el tiempo clandestino y opulento
de los gorriones viejos
cuando siento la fusión de tu estirpe en mi noche.
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© MAR