Debí decir te quiero antes de tiempo,
antes de que el otoño hiciera gestos
cargándote de penas y temores.
Debí entregarte toda la ternura
antes de que este otoño suave-duro
me imputase inmarcesibles hechos
que malversan el aire y los suspiros.
Debí, debimos y debemos
-en este mes de ánimas y espíritus-
inventarnos, computarnos, calcularnos,
deducirnos, inducirnos, concluirnos
en un profundo y duradero delito de amor.
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©MAR - 24/11/08
2 comentarios:
Cierto es que el deber es un delito.
"Hubiera podido", quizá sea el tiempo en que se pudo y no se quiso, quizá.
Demasiados verbos pendientes, no crees?
Un beso inmarcesible.
Olimpia.
Lo cierto es que los verbos se nos rebelan y campan a sus anchas por nuestros versos. Son caprichosos.
Pero la verdad es que, deliberadamente, los utilizamos para nuestro beneficio, como bien has entendido.
Gracias por venir.
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